La
amistad es un regalo maravilloso de la vida, es una relación
afectuosa caracterizada por su desinterés y reciprocidad, por la
lealtad y sinceridad.
La amistad no se la puede comprar, de lo contrario no tendríamos un amigo, si no un aliado, entonces sentiríamos que nuestro espíritu no está fortalecido.
Jesús se hizo nuestro amigo humanizándose y nosotros nos hacemos amigos de Él divinizándonos.
Un amigo nos acompaña en las buenas, disfrutando con nosotros los triunfos, sin egoísmo.
Un amigo está con nosotros en las malas para llorar juntos un fracaso.
Un amigo siempre está con nosotros cuando lo necesitamos, en las alegrías y en las penas, brindándonos un hombro firme para apoyarnos.
Un amigo jamás puede ser hipócrita, porque sería fallarse a sí mismo, consiguiendo de esa manera un lugar en el cementerio, más no en el cielo.
MORALEJA:
Un verdadero amigo es aquel que se acuerda siempre de ti, sin tener en cuenta los buenos o malos momentos compartidos.
Un amigo debe estar atento a las necesidades del otro, ser leal y generoso, compartir las alegrías y los pesares y jamás ser egoístas ni posesivos.
La amistad no se la puede comprar, de lo contrario no tendríamos un amigo, si no un aliado, entonces sentiríamos que nuestro espíritu no está fortalecido.
Jesús se hizo nuestro amigo humanizándose y nosotros nos hacemos amigos de Él divinizándonos.
Un amigo nos acompaña en las buenas, disfrutando con nosotros los triunfos, sin egoísmo.
Un amigo está con nosotros en las malas para llorar juntos un fracaso.
Un amigo siempre está con nosotros cuando lo necesitamos, en las alegrías y en las penas, brindándonos un hombro firme para apoyarnos.
Un amigo jamás puede ser hipócrita, porque sería fallarse a sí mismo, consiguiendo de esa manera un lugar en el cementerio, más no en el cielo.
MORALEJA:
Un verdadero amigo es aquel que se acuerda siempre de ti, sin tener en cuenta los buenos o malos momentos compartidos.
Un amigo debe estar atento a las necesidades del otro, ser leal y generoso, compartir las alegrías y los pesares y jamás ser egoístas ni posesivos.
©
María Eugenia Rojas Alegría
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