domingo, 15 de marzo de 2020

Navidades en La Paz, Bolivia


La Navidad es una época de momentos bonitos y las historias que nos cuenta mi abuelita son sorprendentes, ella recuerda cómo eran sus Navidades en La Paz, Bolivia.

Nos cuenta que la celebración de la Navidad, llegó a Bolivia en la colonia con los españoles y poco a poco las costumbres fueron cambiando.

Cuando era niña, el 24 de diciembre se tenía listo el “nacimiento” donde toda la familia participaba en su arreglo, en esa época no ponían el árbol.

La cena de celebración, consiste en un plato tradicional de Bolivia llamado “picana”, muy sabroso que incluye carne de pollo, de res, de cordero, patatas, choclos (maíz), pasas, tunta (patata deshidratada), zanahorias, nabo, ají verde, cebollas, vino, orégano, perejil, apio. Y para el postre tenían buñuelos con miel, alfajores, turrón, chocolates, panetón de Navidad, todo muy rico.

En casa de los padres de mi abuela, que son mis bisabuelos, la Noche Buena, siempre estaba lista para recibir a toda la familia y vecinos que se unían para cenar todos en una gran mesa y cuando tocaban las campanas dando las doce en punto (media noche), empezaban a explotar los “cohetillos” o petardos, anunciando el nacimiento del niño Dios, todos se abrazaban, se felicitaban y brindaban por el nacimiento de Jesús y se  preparaban para recibir a unos grupos de niños que salían esa noche para adorar al niño Manuelito.

Éstos niños llevaban ponchos y gorritos de muchos colores llamados  “lluch'us” que tienen puntas largas y caen sobre las orejas tapándolas, ellos muy alegres, cantaban y bailaban villancicos, tocando bombos, zampoñas y tambores pequeños, delante del nacimiento y luego todos les acompañaban en su canto y en su baile.

Cuando terminaban su actuación, mis bisabuelos les obsequiaban caramelos, pasteles y en una hucha les ponían dinero y así esos grupos de niños iban “adorando al Niño” casa por casa. 

Mi abuela y sus primos ya querían que se terminasen los villancicos, porque después de los estos se abrían los regalos, pero antes de recibir el regalo cada uno debía cantar y bailar frente al nacimiento, así se “adoraba al Niño”, lo hacían grandes y pequeños.

Mi abuelita también nos cuenta que los campesinos del altiplano boliviano, celebraban su Navidad construyendo el pesebre y las figuras del nacimiento hechas a mano, lo hacían con madera, paja y barro.

Los niños campesinos no recibían juguetes comprados, como los de la  ciudad, sus papás fabricaban cochecitos de madera o de latas de conservas y también algunas figuras hechas con arcilla rojiza, en eso consistían sus regalos de Navidad, tampoco había cena especial, pero los niños disfrutaban felices de sus regalos que esperaban con mucha ilusión y los compartían entre ellos con gran alegría.

Han pasado ya muchos años de esta hermosa etapa de la vida de mi abuelita, me gustó mucho cómo celebraban la Navidad. 

Pero me da tristeza los niños campesinos, porque, aunque sus padres tenían carencias económicas, los niños eran muy felices recibiendo los juguetes hechos con latas de sardinas y las figuras de arcilla que compartían todos felices en el juego. Los niños del campo nunca pedían a sus padres los juguetes comprados en la tienda.

Así mi abuela, nos enseñó que comprar cosas caras o de capricho no nos hace más felices, recibir las cosas más sencillas, es sentir el amor con que nos regalan un juguete hecho a mano y lo más importante es compartir.

© María Eugenia Rojas Alegría

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