domingo, 15 de marzo de 2020

Hablando con el árbol de Navidad de mi pueblo


Gabriel y José María, salieron a jugar a la plaza del pueblo de Frómista y se encontraron con un precioso pino frente al Ayuntamiento, muy bien decorado, con muchas lucecitas brillando y bolas de colores que parecían estrellas.

Los niños se quedaron sorprendidos porque nunca habían visto ese arbolito tan adornado.

Entonces el mayor, Gabriel, corrió hacia el árbol y empezó a dar vueltas a su alrededor, mientras que el más pequeño, José María, se quedó observándolo. De pronto reaccionó y se acercó al árbol, estiró los brazos para abrazar al bello pino, llamó a su hermano y los dos se quedaron un buen tiempo abrazados al tronco del árbol, empezó a nevar y los copos mágicos al caer acariciaban al árbol y a los dos niños.

Entonces José María preguntó al árbol:

¿Como hoy estás tan lindo?

Estoy lindo porque me adornaron para festejar la Navidad. Dijo el árbol.

Y cuando termine la fiesta de Navidad, te irás?

No, yo pertenezco a este pueblo, pero mis arreglos se irán a una caja para ser guardados, hasta la próxima Navidad.

Qué pena, podrías haberte quedado así con tus adornos, pero igual a partir de ahora, te daremos muchos abrazos aunque estés sin tus brillos.

Niños, podéis preguntar al Alcalde si puedo quedarme con los adornos para siempre?

Sí, lo haremos sin dudarlo.

!Gracias, muchas gracias niños!... Cómo os llamáis?

Yo me llamo José María y mi hermano es Gabriel y tú cómo te llamas?

Me llamo Abeto Coqueto.

Me gusta tu nombre porque tiene un a bonita rima.

Sabéis que el día de Noche Buena en mis ramas tendré calcetines de Navidad llenos de dulces y a mis pies muchos regalos?

!!Wooowww!! Te verás bonito.

Es verdad, me veré maravilloso y especialmente para vosotros elegiré los más bonitos regalos, porque a los amigos se les tiene que tratar muy bien.

Muchas gracias Abeto Coqueto, te prometemos que siempre te daremos agua para que sigas creciendo y llegues al cielo, treparemos por tus ramas y podremos ver al niño Dios.

Acordaos de darme siempre agua y muchos abrazos para que cumpla vuestros deseos, también os pido que reguéis a mis otros hermanos árboles y demás plantas para que purifiquemos la tierra y adornemos los paisajes.

Los niños nuevamente abrazaron al gran Abeto Coqueto y saltando se fueron a casa para esperar con mucho deseo y cariño la Navidad.

© María Eugenia Rojas Alegría


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