domingo, 8 de mayo de 2011

La escapada de Jhenny


Jhenny era una  jovencita, hija única de unos padres amorosos  y algo sobreprotectores.

Como toda colegiala, a esa edad, sentía la curiosidad de conocer más  allá de lo que le ofrecían las actividades del colegio, todo ello contagiada por el gran “conocimiento” de su mejor amiga Ruth, que se jactaba de asistir a fiestas de sus amigos universitarios y de lo bien que lo pasaba.

Uno de esos días de carnaval, Ruth invitó a Jehnny a una fiesta universitaria, en la que iban a presentarse unos grupos musicales, le dijo que la iban a pasar bomba.

Jhenny,  no se atrevió a pedir permiso a sus padres, sabía que le iban a negar la salida, entonces llamó a Ruth y le comento su inquietud, ella quería ir a la fiesta y juntas maquinaron un plan.

Ese viernes todo aconteció como de costumbre, cenaron, comentaron cuestiones a manera de sobremesa y como era  habitual,  Jhenny dando un beso y las buenas noches  a sus padres se fue a su dormitorio.

Estaba nerviosa, se cambió de ropa se puso bonita y se metió a la cama.
Pasaron un par de horas, las luces se apagaron y los papas de Jhenny se fueron a dormir, ella verificó que no había “moros en la costa”  y abrió la ventana  de la salita, con mucho cuidado salió por ella, apoyo sus pies en una columna ornamental y bajo hasta la salida de su casa.

En la esquina,  la esperaban Ruth y dos amigos, entre risas y nervios se fueron a la fiesta. Realmente, la estaban pasando bomba, entonces hicieron un sorteo, el de la megafonía dijo que  el premio consistía en una botella de ron y Cocacola de dos litros y sería para la mesa más alegre del salón y…

Vaya sorpresa! La mesa ganadora era en la que estaba Jhenny, todo el grupo se puso  eufórico, se pusieron a saltar y aplaudir y todos juntos saltando muy animados se acercaron al escenario a recoger su  alcohólico premio.

Pasaron las horas, Jhenny se percató que era una hora avanzada de la madrugada y dijo a su amiga que se iba, uno de los amigos se ofreció a llevarla.

Llegando a su casa procedió a entrar de la misma forma que había salido, pero ahora le toco escalar.

Como era sábado la mamá de Jhenny vio que estaba dormida y no la quiso despertar, total, los sábados se han hecho para descansar.

El domingo, como era costumbre,  el muchacho del periódico entregó a su papá un ejemplar , a él le gustaba mucho hojear antes de comer, cuando llegó a la sección de “Sociales”, sus ojos se clavaron en una foto, de un brinco se puso de pié,  llamó a su esposa y  luego los dos llamaron a Jhenny.

A que no sabes, que….  En la sección de “Sociales” estaba Jhenny, en una foto grande, estaba ahí con su copa empinada, abrazada  a su amigo con un gesto de “Salud señores” y con una leyenda al pie, que decía: “Universitarios eufóricos,  ganadores de la fiesta del trago…”

Moraleja:

Es mejor  pedir permiso como Dios manda, antes que un periódico chismoso te descubra.






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1 comentario:

Anónimo dijo...

Que cuento con moraleja, me ha gustado mucho.