miércoles, 18 de mayo de 2011

Alberto encontró a su amor



Relato de una mujer enamorada:

En la fiesta vi a un muchacho muy  guapo  que me llamo la atención, por su manera de andar, parecía que estaba en un desfile de moda y la bonita postura  que adquiría cuando le sacaban fotos, era genial.

Me fue fácil averiguar su nombre,  era muy popular  y claro, todas las chicas tras él, su nombre es Alberto, como me gustaba, aunque, él nunca se dio cuenta que me había conquistado sin saberlo.

Pasó un tiempo y me entero que se había casado, fue muy rápido, me sentí desilusionada y me recriminé el no haber tenido el valor de presentarme ante él.  Que mala suerte, ahora es casi imposible que Alberto se fije en mi.
Al poco tiempo  nació su hijo, el motivo de su matrimonio. Con ese acontecimiento, me sentí hundida y empecé a resignarme.
Marché muy lejos, mientras más tierra entre nosotros,  más posibilidades de cerrar la herida de mi corazón.

Formé mi propia familia, pero siempre cuando estaba sola o en mis sueños aparecía  mi amor, Alberto, me preguntaba como estaría, si sería feliz.

Por caprichos de la vida, perdí a mi marido y  tuve que retornar a mi tierra junto a mis hijos, estaba tan contenta de saber que volvería  a  respirar el aire que respiraba mi Alberto.

Ya en la tierra de mi amor, arregle muy bien mi situación y empecé a averiguar sobre él, me  comunicaron que Alberto no tuvo mucha suerte en su matrimonio, a pesar que tenía cinco hijos, me contaron que  su vida solo la dedicaba a trabajar duro, solo  para satisfacer los caprichos a los que se habían acostumbrado su mujer e hijos y que lamentablemente  no contaba con el apoyo de ninguno de ellos.

Estaba en muy buena posición económica, tenía un casa de lujo, coches último modelo, pero no tenía el cariño y el amor que él merecía.

El día que lo volví a ver me sentí  nuevamente quinceañera, empecé a saltar de alegría, con la ayuda de una buena amiga, tuve la suerte de conocer personalmente a esa especial persona que había robado mi corazón.

Nos hicimos buenos amigos y al final fuimos confidentes, nos contamos todo, al oír su situación, sentí que ese gran hombre de constitución fuerte y regia, se volvía un pequeño niño con una gran falta de afectividad y amor.

Paso mucho tiempo, hasta que un día Alberto me manifestó su decisión de  divorciarse, pues estaba harto porque ni siquiera había relaciones íntimas con su mujer,  ella prefería ver películas hasta el amanecer, claro lo podía hacer, puesto que dormía casi toda la mañana, pero él debía dormir temprano para madrugar e ir a trabajar, los hijos, como lo tenían todo a pedir de boca, tampoco  hacían nada para ayudar a su padre, preferían la diversión y dormir hasta la hora de comer.

Una vez resuelto su divorcio, empezamos a enamorar,  nos enamoramos como  dos  locos adolescentes, y decidimos casarnos.

Ahora somos tan felices, que lamentamos nos habernos conocido antes, para tener más tiempo y gozar mucho más de nuestro maravilloso amor.



MORALEJA:

Nunca dejes de atender a tu pareja, no dejes que la convivencia se vuelva una rutina aburrida, vive la vida hasta el más pequeño instante, disfruta del amor.

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