viernes, 29 de abril de 2011

Memorias…

Un 8 de noviembre, al salir sus papás del cine, por la noche, la mamá se puso malita y la llevaron rápidamente a la maternidad, a las 23:00 nació una niña ochomesina.

Esta niña creció bajo la luz del amor y sin carecer de nada, fue educada y formada de la mejor manera con el amor de sus padres, fue hija única.

Cuando se convirtió en una señorita, la muy mimada, era muy vanidosa, presumida y caprichosa, todo lo quería tener y ser la primera en lucir.

Dentro del grupo de sus amigas, fue la primera que se casó. La primera en tener niños.

Tenía dotes de líder, por lo que siempre la nombraban representante de donde estuviere,  no había puerta que se le cerrara, imponía con su personalidad. Siempre a la moda, peluquería dos veces por semana, un maravilloso trabajo, una casa preciosa, coche, zapatos a juego con la cartera, el vestido, el maquillaje, las joyas, siempre luciendo lo último.

Era presumida...

Pero, un día sucedió lo peor, algo que para ella era impensable...

Tuvo un grave accidente, entró en coma, la desahuciaron, la llevaron al mejor hospital fuera de su país, sus amigos pensaron que había muerto, rezaban el rosario y daban misa por su alma.

Entró en el túnel de luz, pero Dios quiso que no lo siguiera, después de muchos días, salió  del coma...

Milagrosamente volvió a Vivir, nadie en ese hospital  daba crédito a lo que estaba pasando. Dijeron que había resucitado.

Fue tanta la impresión de lo ocurrido, que la persona que hacia pastoral en el hospital vio maravillado el milagro que había sucedido a la protagonista y sintió el llamado del Señor, dejó novia, un buen trabajo, familia para tomar un nuevo camino, se consagró  y hoy es un gran Sacerdote.

Después de salir airosa de 28 operaciones de mucho riesgo, la protagonista, se dio cuenta que, todo lo vivido anteriormente, ya  no tenía sentido.

Lo material, por muy valioso y suntuoso que sea, al final no vale nada, porque cuando tengas que irte… NO lo puedes llevar contigo.

Se dio cuenta que, solo las acciones son las únicas que acompañan hasta el más allá.

Aprendió a ser humilde, dejó el lujo y los caprichos, aprendió a mirar y escuchar con el corazón y lo más importante, aprendió que, al abrir los ojos por las mañanas debe dar gracias a Dios por el nuevo día.

Aprendió a valorar las cosas maravillosas de la naturaleza, esa florecilla pequeñita, escondida entre la hierba. Aprendió a escuchar las voces  de cada animal y admirarlas.

Aprendió a sentir  el sol y la lluvia que dan vida.  Aprendió a observar las estrellas  y la luna que velan nuestro sueño

Aprendió que sus Acciones deben tener muchos Conocimientos y practicarlos con Bondad.

Aprendió que la vida debe vivirse a cada instante, aprendió la fórmula de los valores humanos.

Aprendió a Amar con todas las fuerzas de su corazón.

Aprendió a decir a cada uno de sus seres queridos cuanto les ama, sin importar  si lo dice muchas veces al día.

Aprendió a pedir perdón...  Todo eso aprendió.

Esa niña  ochomesina que nació un 8 de noviembre y protagonizó este cuento, esa niña, SOY YO!

A ti que eres una persona muy especial para mí, te digo que lo material no tiene tanto valor como lo espiritual, para qué tantas peleas, desamor,  guerras, tanta maldad, tanto odio, tanta lujuria, si cuando te vas solo llevas tus acciones?




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