sábado, 6 de agosto de 2011

Leyendas de Bolivia




La HOJA de COCA


La leyenda de la hoja sagrada de la Coca se remonta a los tiempos de la invasión española. Se cuenta que Kjana-Chuyma, un yatiri (adivino) al servicio del templo de la Isla del Sol huyó con los tesoros del templo al área Oriental del Lago Titicaca. Un día divisó que la gente de Pizarro venia en dirección hacia él y lanzó todos los tesoros en las aguas más altas del lago.

Los españoles atraparon a Kjana-Chuyma, sabían que se había llevado los tesoros y lo torturaron para saber cuál era el escondite. Dejarlo agónico fue en vano, el adivino no desveló el secreto.

Entre su fiebre agónica, Kjana-Chuyma soñó con el dios Sol, quien en agradecimiento por el resguardo de los objetos sagrados, le ofreció concederle un deseo. El Viejo Kjana-Chuyma pidió la redención de su raza y el aniquilamiento de los invasores, pero para el dios Sol eso ya era imposible, el dios de los Blancos le quitó sus dominios y debía huir a refugiarse en el tiempo. Kjana-Chuima comprendió y le pidió el lapso de una luna para pensar lo que pediría.

Algunos indios, enterados de la tortura de Kjana-Chuyma acudieron tristes a su lecho. El tiempo solicitado por el Yatiri, había transcurrido y al imaginar los días de desdicha para sus compañeros Kjana-Chuyma le pidió al dios Sol, no una riqueza que pudiera ser codiciada por los invasores, sino un consuelo para soportar la miseria y el padecimiento.

El Sol aceptó y le mostró pequeñas plantas de hojas verdes y ovaladas.

Le explicó que sin dañar los tallos arrancaran las hojas, las secaran y luego las masticaran. El amargo jugo adormecería las penas, sostendría fatigas y sería alimento y consuelo.

Luego de tal encuentro con la divinidad, Khana-Chuyma presintió que le quedaba muy poca vida, reunió a sus compatriotas y anunció las instrucciones dadas por su dios. Pero, también les contó de una maldición, pues cuando el blanco quiera utilizar esta misma hoja, le sucederá todo lo contrario, será un vicio repugnante y degenerado que les causará idiotez y locura.

El viejo y querido Yatiri, les pidió cuidarla, propagarla con veneración y amor, después Kjana-Chuyma murió.

Los indios lo lloraron durante tres días y luego lo enterraron en la cima de un cerro próximo que tenía muchas plantas verdes que les hicieron recordar a la herencia del dios Sol, cada uno tomo un puñado de las hojitas y comenzaron a masticarla, luego notaron que su pena se adormecía lentamente.

Fuente: Mitos, tradiciones y leyendas de Bolivia, de Antonio Paredes Candia.



Bolivia acuarela de bellos colores


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1 comentario:

Abuela Ciber dijo...

Gracias por tu visita, nos estaremos viendo!!!
Te dejo cariños y el deseos de una buena semana junto a este pensamiento leído:

Lo admirable no es que existan las estrellas sino que el hombre haya podido dar cuenta de su existencia.
Anatole Francie

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